Las Cláusulas Suelo eran una parte de la mayoría de los contratos hipotecarios de interés variable que situaban un mínimo en el interés que cobraba el banco en el caso de que el indicador utilizado para el cálculo (normalmente el EURIBOR) más el diferencial pactado quedase por debajo.
Es decir, que si el EURIBOR estaba al 0% y el diferencial pactado con el banco era del +1%, en lugar de cobrar un interés del 1% se cobraba el interés marcado en la Cláusula del contrato; que podía ser de un 3%, un 3,50%…